Pelayo Sánchez
★★★
En Hija del volcán, el dispositivo cinematográfico funciona, al tiempo, como una poderosa herramienta para el descubrimiento, la denuncia y la sanación. Jennifer de la Rosa, directora del documental, comienza a rodar su película sin tener ni la más remota idea del lugar al que sus averiguaciones podrían llevarle. Nacida en 1985 en Colombia, fue dada en adopción a una familia española cuando tenía apenas un año y medio de edad. La razón: la erupción del volcán Nevado del Ruiz en noviembre de dicho año, tragedia que causó la muerte de más de 23.000 personas y la destrucción casi absoluta del pueblo de Armero. Treinta y tantos años después, Jennifer, motivada por la posibilidad de que su madre biológica continúe estando viva, decide regresar al lugar donde nació y comenzar a indagar en sus raíces. En su viaje se deja acompañar por una cámara que hará las veces de testigo de los azares y contingencias que irán guiando su búsqueda. El proceso de esclarecimiento de la historia personal de la cineasta corre en paralelo a la denuncia de una problemática de carácter colectivo: el desamparo al que se han visto abocados quienes, siendo muy pequeños, fueron forzosamente alejados de sus familias a raíz del mentado desastre natural; niños y niñas abocados a permanecer para siempre en la ignorancia con respecto a sus orígenes.
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