★★★
Si algo queda de manifiesto en Una noche sin saber nada (2021), primer largometraje de Payal Kapadia, es la prodigiosa sensibilidad de la cineasta india. A medio camino entre la poesía nostálgica de aroma desgarrado y el feroz alegato político, el debut de Kapadia llega a España de la mano de Atalante pocos meses después de que lo hiciese su segunda película, La luz que imaginamos (2024), que contó con distribución inmediata en nuestro país tras alzarse con el Gran Premio del Jurado en el penúltimo Festival de Cannes. Si en su segunda incursión en el largo Kapadia abordaba, mediante los códigos de la ficción, el sufrimiento femenino en el marco de una sociedad tan conservadora como la india, en la que fue su ópera prima, concebida tres años antes (y estrenada aquí, por tanto, con tres de retraso), la directora hace uso de las herramientas propias del documental para trenzar un onírico y neblinoso ensayo fílmico en blanco y negro dedicado a la juventud de su país, hostigada por un estado opresor que busca limitar su derecho a labrarse un futuro elegido. A partir de una serie de correspondencias ficticias entre dos amantes obligados a separarse por su pertenencia a diferentes castas sociales, la película de Kapadia, Mejor Documental en el Festival de Cannes de 2021, es una pieza tan fragmentada como contundente, al tiempo bella y desoladora, guiada por una voz sin cuerpo superpuesta a un entramado visual en el que filmaciones de un profundo lirismo confluyen con imágenes de archivo en las que la policía arremete contra los estudiantes en huelga. Por desgracia, el conjunto flaquea a medida que avanza el metraje: pese a la riqueza (y pertinencia) de sus recursos formales, la estetización del relato termina resultando excesiva en el momento en que, pasado el ecuador de la pelicula, lo narrado comienza a tornarse redundante. En su capacidad para afrontar políticamente el dolor y convertirlo en gasolina para la esperanza reside, sin duda, su gran punto fuerte.
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